sábado, 25 de agosto de 2012

La importancia de los " otros detalles" en la relación personal sanitario-paciente


Todos en alguna ocasión hemos acudido a un servicio de urgencias o a una consulta médica, bien del hospital o del centro de salud, como pacientes o acompañando a algún familiar o amigo. En ocasiones, los tiempos de espera hasta que somos atendidos son bastante largos, a veces de manera justificada ya que la consulta con el paciente que ha entrado antes  se ha demorado más de lo previsto porque los problemas de salud que le aquejaban eran bastante complicados. Sin embargo, si al entrar a la consulta, el profesional sanitario se disculpa por el retraso (aunque haya sido inevitable) seguro que el resto de la conversación discurrirá por cauces más amables. En esta entrada nos centraremos en esos pequeños detalles complementarios de la atención sanitaria.
 

 

La deshumanización en urgencias

 

La atención sanitaria en urgencias es una de las más deshumanizadas. Muchas veces por la urgencia de la gravedad  que presenta la persona que acude a estos servicios se tiende a actuar rápido (como es lógico) pero una vez estabilizado el paciente se suele tardar mucho en informar de la situación a los familiares que acompañan a esa persona enferma. Además es frecuente que la información se de a toda velocidad, empleando un montón de tecnicismos y con una ritmo de voz acelerado ya que el volumen de trabajo en urgencias suele ser muy grande y el médico o enfermera no puede estar mucho rato explicando y resolviendo dudas. ¿Cómo se sentirán esos familiares? ¿Habrá contribuido esa información a disminuir el elevado nivel de ansiedad que presentan ante estas situaciones?
 

 

 

Además, los usuarios también tenemos una importante responsabilidad en la deshumanización de algunos servicios de urgencias. Por un lado, el colapso que se produce con dolencias leves que pueden ser resueltas al día siguiente por parte de su médico de familia hace que cuando llegue alguien con alguna enfermedad grave, en ocasiones no se pueda dedicar el suficiente tiempo a tranquilizar a sus familiares y al propio enfermo, ya que rápidamente hay una cola interminable de persona con dolencias leves que esperan ser atendidas.
Por otro lado, las personas que acuden acompañando a un familiar a urgencias deben saber que a veces las pruebas solicitadas tardan mucho y que hasta que éstas no estén, no podrán darnos un diagnóstico completo, por lo que hay que armase de paciencia. Y si una vez llegado ese momento preguntamos al médico o enfermera de manera crispada por la espera es fácil que nos contesten en el mismo tono, con lo cual como consejo cuando se acude a urgencias: mucha paciencia e intentar ser amables con el personal sanitario, y por la otra parte, tratar ser comprensivos con familiares y acompañantes, resolviendo cuantas dudas tengan en un lenguaje fácil de entender e ir informando  en cuanto vayan saliendo los resultados.

 

 

La larga espera en la consulta

 

Al acudir a una consulta de algún centro de salud o del hospital es relativamente frecuente   que los tiempos de espera hasta que somos atendidos sean largos, a veces superiores a una hora, y que generen en la persona que está esperando nerviosismo y enfado por el tiempo perdido.
Hay que tener en cuenta que el número de minutos  asignado a cada persona es el mismo y que en algunos casos se tratarán de dolencias que se resolverán en unos pocos minutos, pero en otras situaciones más complejos donde hay que recoger mucha información, el tiempo de consulta puede prolongarse mucho. En este caso, si se acumula retraso, se debe informar a las siguientes personas que se les atenderá con un poco de retraso y no estaría de más pedirles disculpas por ello. Seguro que el que lo escucha se sentirá mucho mejor y, aunque tenga que esperar una hora lo hará de mucho mejor ánimo.
También los enfermos que acuden a una consulta tienen su parte de responsabilidad en evitar retrasos a la hora en que son llamados los siguientes. Si se acude, por ejemplo, a una consulta de Nefrología y nos han comentado que el funcionamiento del riñón está estabilizado, no tiene ningún sentido empezar a contar al médico lo limitado que estamos al ver mal por la presencia de cataratas en un ojo y la lista de espera tan larga que hay para operarse, ya que desgraciadamente ese profesional no podrá ayudarnos y no lograremos más que retrasar la hora a la que son atendidos los siguientes pacientes.
 
 
 
 

 

 

La empatía como arma para una mejor atención sanitaria

 

Todo lo anterior se puede resumir en la frase: pensar más en los demás. El médico que está en urgencias, en los familiares del paciente al que atiende, el enfermo que entra en la consulta, en los siguientes que vendrán tras él, la enfermera de urgencias que recibe al paciente y a sus padres o hermanos, en el elevado nivel de ansiedad que manifiestan todos por acudir a ese servicio. Seguro que si todos pensásemos un poco en los demás e intentásemos ponernos en el lugar del otro, lograríamos humanizar un poco la medicina. Y, en su justa medida y en los momentos adecuados, un poco de sentido del humor para reducir algo el elevado nivel de ansiedad de muchas situaciones en hospitales y centros de salud.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 12 de agosto de 2012

¿ Qué es una glomerulonefritis?


Hasta ahora, en las diferentes entradas de este blog hemos hablado de la insuficiencia renal crónica en general; si bien, multitud de causas pueden producirla. La más frecuente es la afectación de los riñones por diabetes, lo que se denomina nefropatía diabética, de la cual trataremos en próximas entradas. La segunda causa es debida a la existencia de hipertensión arterial, sobre la cual se habló en el apartado dedicado a dicha enfermedad, y, en tercer lugar se sitúan las glomerulonefritis como causa de afectación renal. Por ser este grupo de enfermedades bastante desconocidas en general, hablaremos de ellas a continuación.



El glomérulo normal



La palabra glomerulonefritis significa " inflamación del glomérulo", por tanto, lo primero que tenemos que saber es en qué consiste esta estructura.

El riñón normal es el órgano encargado de producir la orina. Para ello cuenta con unas unidades muy pequeñas llamadas nefronas donde tiene lugar este proceso y un conjunto de túbulos (pequeñas tuberias) por donde va circulando la orina hasta ir desembocando en una única salida por donde se drena la orina de cada riñón (uréter). Es decir, es como si el conjunto de calles de un barrio de una ciudad fuesen a dar a avenidas cada vez más grandes, hasta acabar en una gran autopista por donde saliese todo el tráfico de ese barrio.

Volvamos ahora a la nefrona. Hemos comentado que es el lugar donde se forma la orina. Para la formación de dicha orina, la nefrona está constituida por dos partes: un filtro llamado glomérulo donde se eliminan gran cantidad de productos  de desecho así como elementos que hay que eliminar de la sangre y a continuación, un sistema de  pequeños túbulos donde se recuperan algunas sustancias que el organismo ha filtrado inicialmente y que no quiere perder, hasta ir desembocando en conductos cada vez de mayor calibre, como hemos visto anteriormente.



Por tanto, el glomérulo es el filtro donde se limpia la sangre y se comienza la producción de orina.



Glomérulonefritis: ¿una o varias enfermedades?



La glomerulonefritis no es una única enfermedad, sino un grupo de situaciones que tienen en común la inflamación de los glomérulos, ya que, pueden ser afectadas diferentes partes de esta estructura. De este modo tendremos diferentes tipos de glomerulonefritis,unas de ellas serán más agresivas pudiendo desembocar en una insuficiencia renal que evoluciona muy rápidamente, mientras que en otras la evolución suele ser muy lenta, pudiendo permanecer la persona estable durante años o décadas. La más frecuente es la glomerulonefritis Ig A, que generalmente suele tener muy buen pronóstico, aunque cada caso puede evolucionar de manera diferente.



¿ Cuándo sospechar una glomerulonefritis?



Ya hemos comentado que existen diferentes tipos de glomerulonefritis, y lógicamente cada una de ellas tendrá su tipo de afectación particular. Sin embargo, algunas de ellas comparten algún tipo de síntomas, que mencionaremos a continuación.

Al inflamarse el filtro donde se produce la orina, aparecerán en ésta sustancias que en condiciones normales no deberían estar. Pensemos ahora un momento en los buscadores de oro que aparecían en las películas del oeste y la criba que empleaban. Si los agujeros de ésta se rompían, las pepitas de oro no eran retenidas y se caían al fondo del río.

En condiciones normales no debe aparecer sangre en la orina, por tanto su presencia  puede indicar que el filtro no funciona bien por estar inflamado (glomerulonefritis) y se escapa a través de los poros, aunque hay que tener en cuenta que puede aparecer también en otras situaciones que no tengan nada que ver, como en una infección de orina.



La presencia de proteínas en la orina tampoco es una situación normal, aunque al igual que en el caso anterior (sangre) no es exclusivo de una glomerulonefritis. En ocasiones, la pérdida de proteínas es tan grande que sus niveles en sangre bajan mucho y la consecuencia de ello es que la persona retiene líquidos, ya que estas sustancias realizan en el organismo  entre otras funciones la del mantener el líquido dentro de los vasos (venas y arterias) y evitar que se escape a otros tejidos. Por tanto, ante una pérdida de proteínas muy grande por la orina, acompañada de  una disminución de sus niveles en sangre y de una importante inflamación por retención de líquidos en piernas, cara, brazos...existe una alta sospecha de encontrarnos ante una glomerulonefritis.




En otras ocasiones la enfermedad puede manifestarse por una insuficiencia renal que evoluciona muy rápidamente y obliga a realizar diálisis o por la aparición de una hipertensión arterial importante y de comienzo brusco.


La importancia de la biopsia renal



Ya hemos visto que existen varios tipos de glomerulonefritis y que además pueden manifestarse de modos completamente diferentes. Lógicamente el tratamiento será distinto, por lo que es muy importante saber ante qué tipo nos encontramos. Para ello es frecuente realizar una biopsia renal, que consiste en pinchar un riñón para extraer una pequeña muestra del mismo y analizarlo al microscopio. La información se pude obtener a los 3-4 días y generalmente es muy valiosa para elegir el tratamiento adecuado de la enfermedad. Hay que tener en cuenta que la palabra biopsia en este caso no tiene nada que ver con cáncer, ya que muchas personas lo asocian inmediatamente, sino con el análisis de un tejido.

El procedimiento se suele realizar con anestesia local y generalmente requiere ingreso 24 horas. La punción del riñón se efectúa guiándonos por ecografía y las complicaciones son escasas.





¿ Cómo tratar una glomerulonefritis?


Dentro del apartado de tratamiento es necesario distinguir por un lado una serie de medidas generales comunes a todas ellas y, por otro, pautas de tratamiento específico de cada tipo de glomerulonefritis.

Entre las medidas generales citaremos:

- control estricto de la tensión arterial, intentando conseguir cifras inferiores a 135/85 mmHg.

- evitar el sobrepeso y la obesidad, ya que produce un exceso de trabajo a los riñones.


- restringir el consumo de sal, para evitar que aumente la tensión arterial y la retención de líquidos.

- disminuir el consumo de proteínas para no sobrecargar a los glomérulos.

- no consumir grasas en exceso, ya que es frecuente el aumento de los niveles de colesterol en estas enfermedades.

- en caso de gran retención de líquidos puede ser útil el tratamiento con diuréticos.



Entre los tratamientos específicos que se utilizan para los diferentes tipos de glomerulonefritis y cuyo objetivo es bajar la inflamación del glomérulo los más empleados son los corticoides, si bien, en ocasiones, según el grado de afectación deban combinarse con otros más potentes como ciclofosfamida, clorambucilo, ciclosporina, tacrolimus, micofenolato o azatioprina.


















domingo, 5 de agosto de 2012

mitos, tópicos y falsas creencias en insuficiencia renal crónica


Mitos, tópicos en insuficiencia renal crónica

Muchas veces las personas que padecen una insuficiencia renal crónica tienen algunas ideas sobre el desarrollo y el manejo de su enfermedad que no son del todo exactas. En numerosas ocasiones son conceptos que les han comentado amigos, vecinos, otros pacientes, o los han leído de Internet, o son ideas arraigadas desde hace muchos años y que no tienen ningún fundamento. Los profesionales sanitarios tenemos una importante misión consistente en informar adecuadamente a los pacientes sobre su enfermedad y desterrar esas falsas creencias o mitos que circulan sobre la insuficiencia renal crónica, cosa que muchas veces por las prisas o el dar por supuestas ideas básicas, no se hace. En esta entrada hablaremos sobre las falsas creencias o mitos más frecuentes.



Me duelen los riñones



La insuficiencia renal no duele. El funcionamiento anómalo de los riñones podrá producir en fases muy avanzadas falta de apetito, náuseas, picores, pero nunca dolor. Las molestias que suelen aparecer en la zona lumbar (parte baja de la espalda) sobre todo en personas mayores se deben casi siempre a problemas musculares o de huesos (osteoporosis). La única situación en que pueden doler los riñones es cuando hay un cólico nefrítico por litiasis (piedras). En este caso el dolor es muy intenso, aparece súbitamente y a menudo se extiende también hacia la ingle. Suele acompañarse de sensación de orinar constante . Si se expulsa el cálculo el dolor cede de inmediato o si se mueve un poco dentro de la vía urinaria. En todo caso, la existencia de un cálculo en un riñón no implica el que el funcionamiento global de los mismos sea defectuoso, es decir, que haya insuficiencia renal, por tanto, a modo de resumen se puede afirmar que la insuficiencia renal no duele y, en caso de presentar dolor  en la región lumbar donde se ubican los riñones se deberán a problemas osteo musculares o a un cálculo renal.





El agua es buena para el riñón


Una de las creencias más extendidas es que tomar mucho líquido es bueno para las personas que padecen insuficiencia renal crónica. Ya explicamos en una entrada anterior en que casos podría resultar beneficioso dicha creencia y en qué supuestos puede ser contraproducente, por lo que remitimos al lector a dicha entrada






La insuficiencia renal crónica afecta sólo a un riñón



Es una creencia muy extendida la de que  la insuficiencia renal afecta a un riñón, encontrándose el otro  sano. Si bien en algunas ocasiones ésto es cierto, en la mayoría de las situaciones en que se produce insuficiencia renal la enfermedad afecta a los dos riñones. Así, la diabetes, la hipertensión arterial y las inflamaciones de los glomérulos (glomerulonefritis), que son las causas más frecuentes de insuficiencia renal, producen su daño en los dos riñones, llevando poco a poco a un desgaste en la función depuradora que éstos realizan.
Ahora bien, pueden darse situaciones en que por presencia de cálculos, infecciones de repetición o tumores, sea preciso quitar un riñón. Incluso hay personas que nacen con uno sólo o que no se desarrolla adecuadamente durante los primeros años de vida. ¿Implica el tener un único riñón el desarrollo de insuficiencia renal? No, se puede vivir perfectamente así, ya que la función del órgano que falta es suplida totalmente por el que permanece, aunque si además la persona tiene tensión alta, sobrepeso o diabetes mal controlada es fácil que aparezca insuficiencia renal.
Por tanto, y a modo de resumen, el tener un único riñón no lleva aparejado necesariamente el desarrollo de insuficiencia renal, salvo que concurran otras circunstancias que puedan deteriorar su funcionamiento.



La diálisis cura la insuficiencia renal crónica


Muchas veces el paso por la consulta de prediálisis (es decir, en aquellos casos en que la insuficiencia renal está muy avanzada) resulta muy dificultosa, ya que resulta muy duro aceptar que los riñones dejan de funcionar. Especialmente complicado es el momento de iniciar diálisis, ya que supone un cambio de vida muy importante, si bien en la mayoría de los casos resulta inevitable. No obstante, muchas personas piensan que el tratamiento de diálisis quizá pueda curarles su enfermedad renal y en unos meses o semanas volver a su situación previa. Lamentablemente, ésto no es así ya que mediante diálisis proporcionamos un tratamiento que sustituye en parte la función de los riñones, pero no se cura la enfermedad renal. ¡Ojalá algún día la medicina pueda proporcionar más alternativas para la curación de estas enfermedades!

Entradas populares