miércoles, 27 de noviembre de 2013

Nota de prensa: más de dos tercios de los pacientes renales tienen riesgo cardiovascular



El pasado 20 de Octubre se publicó en el diario La Razón un artículo en el que se describían los resultados del estudió Cosmos, donde se han estudiado las características de los enfermos que padecen insuficiencia renal tanto en España como en otros países de Europa. Los resultados más llamativos hacían referencia al hecho de que más de 2/3 de los pacientes  estudiados presentaban un riesgo cardiovascular elevado, lo cual dicho de otra manera, quiere decir que tienen una probabilidad muy elevada de tener enfermedades cardíacas (infartos, angina de pecho), de las arterias periféricas (mala circulación en piernas) o cerebrales  (sangrados, infartos...). A pesar de este desolador panorama se puede intentar reducir el riesgo de presentar un problema de este tipo si controlamos el resto de factores cardiovasculares (tener la tensión arterial bien controlada, el colesterol en valores aceptables, suspender el tabaco, tener los niveles de azúcar en niveles óptimos...).
                                              


Podemos establecer una comparación para entenderlo mejor con una tormenta severa. Para que se forme tienen que producirse multitud de circunstancias al mismo tiempo (temperatura del aire cálida, humedad elevada, aire frío en capas superiores de la troposfera, vientos de una determinada dirección....). Imaginemos que la insuficiencia renal es el elemento humedad elevada. Si sólo se produce esta circunstancia y el resto de factores no (demás factores cardiovasculares) a lo sumo veremos algunas nubecillas en el cielo, pero no una fuerte tormenta.

                                       


Por tanto, y como resumen, podríamos decir que es importante saber que la enfermedad renal avanzada produce un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, por lo que habrá que controlar más vigorosamente los otros elementos que influyen en el  desarrollo de estas enfermedades. Como consejos generales:

- no fumar
- moderar el consumo de grasas
- realizar ejercicio físico moderado en la medida de nuestras posibilidades
- controlar la tensión arterial. No tomar sal.

La paradoja de la obesidad

Hemos leído siempre que el sobrepeso es un factor de riesgo cardiovascular. Y sin embargo, no lo he citado en el apartado anterior, ¿por qué?. Lo veremos a continuación.
Como bien se cita en el artículo de prensa,  con el peso en las personas en diálisis sucede algo curioso y es que las personas que menos peso tienen se mueren más. ¿A qué puede ser debido ésto? Probablemente a que estén desnutridos y tengan carencias de proteínas, calorías, vitaminas... Además la insuficiencia renal y la diálisis producen un mayor gasto de energía, con lo cual, si al cuerpo no le metemos suficiente combustible y encima gastamos más, tenemos la explicación de esta aparente  paradoja.

                                 



Cierto es que en muchas ocasiones es alguna circunstancia exterior la que está imposibilitando el que la persona pueda alimentarse correctamente, como por ejemplo una infección muy severa. Pero en estos casos se debe iniciar alimentación extra; bien con suplementos por boca o en los casos más extremos, con alimentación por vena. Todo ello hasta que la persona pueda comer por sí mismo e intentar entonces dar alimentación rica en proteínas y calorías (huevos, pasta, carnes rojas, pescado azul...).


                                   


Y, según todo lo que hemos comentado anteriormente, alguien podría pensar que es beneficiosa la obesidad en los pacientes en diálisis. Como bien  comenta el artículo periodístico es falso, no se ha demostrado ningún beneficio al pasar de un peso normal a un sobrepeso y son conocidos los problemas que provoca sobre los huesos la obesidad  mayor desgaste de articulaciones al soportar más carga).

                                               



Por tanto, y como resumen, diremos que hay que tener mucho cuidado con las pérdidas de peso moderadas-severas en pacientes en diálisis, intentando corregirlas rápidamente y evitar igualmente la obesidad severa, debiendo mantener un índice de masa corporal (IMC) entre 20 y 25.
El artículo completo del diario La Razón puede consultarse en el siguiente enlace 









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