sábado, 18 de enero de 2014

El tratamiento de los edemas



En la entrada anterior de este blog  hemos explicado de forma muy resumida los mecanismos que pueden dar origen a la formación de edemas, así como algunas de las enfermedades más comúnmente relacionadas con su aparición. Pues bien, a continuación,  vamos a tratar de dar algunas pautas muy generales para el tratamiento de este síntoma.



Cada causa, con su tratamiento particular


Hay un dicho bastante popular en España que es: cada mochuelo, a su olivo. Pues bien, ésto mismo podemos aplicarlo al tratamiento de los edemas, al ser muchas las causas que los pueden producir, por mecanismos distintos (como vimos en la entrada anterior), el tratamiento será diferente según los casos. Pongamos algunos ejemplos:

- si el edema es producido por insuficiencia cardíaca pueden ser efectivos los diuréticos (medicamentos que actúan sobre el riñón aumentando la cantidad de líquido que elimina éste), pero en una mujer embarazada que tenga las piernas hinchadas este tratamiento no será eficaz y además podría producir malformaciones a su  futuro bebé.
- si el edema es producido por glomerulonefritis además de diuréticos puede ser necesario dar corticoides; medicaciones que son absolutamente ineficaces, por ejemplo en la hinchazón de piernas producida por una trombosis venosa profunda.
- si el edema es producido por alteraciones en el funcionamiento del tiroides el tratamiento será corregir el desarreglo hormonal que se ha producido por el mal funcionamiento de dicha glándula.

- si el edema es producido por obstrucción de vasos linfáticos puede ser útil el tratamiento de masajes para favorecer el drenaje linfático, pero,  ¡cuidado! si se tratase de una trombosis venosa profunda, al masajear la zona, podemos enviar el trombo a lugares no desados (pulmón), creando un problema aún mayor.


- si el edema es producido por insuficiencia cardíaca derecha (mal funcionamiento del lado derecho del corazón) es útil tener las piernas levantadas para favorecer el retorno venoso, pero ¡cuidado!, si además se añade un problema de insuficiencia cardíaca izquierda (mal funcionamiento del lado izquierdo del corazón) estaremos empeorando el problema, ya que se acumulará más líquido que no podrá bombear el corazón y acabará acumulándose en los pulmones produciendo disnea (ahogo) y en casos muy graves edema pulmonar (comúnmente conocido como encharcamiento de pulmones), situación, por cierto, muy grave.



Y así podríamos continuar con más ejemplos...

Por tanto, ¿qué es lo primero que debería hacer una persona tan pronto como detecte la aparición de edemas? Acudir a su médico para que trate de establecer la causa de los mismos, para valorar si es necesario iniciar un tratamiento específico.


Algunos consejos finales

De todos modos, aunque lo fundamental, y primer paso a realizar,  es aclarar la causa por la  que se han producido los edemas, pueden ser útiles los siguientes consejos:

- evitar el consumo de sal  y moderar el consumo de líquidos 


- en la medida de lo posible (y si no existe contraindicación por parte del médico), caminar para tratar de movilizar el líquido retenido en las piernas y favorecer su eliminación.
- no tomar ninguna planta medicinal sin consultar con su médico o enfermera. Muchas de ellas tienen sustancias con propiedades diuréticas y su consumo sin control puede ser más perjudicial que beneficioso.
- antes de someterse a masajes para drenaje de líquido, asegurarse de tener un diagnóstico claro de la causa de los edemas y que no existe contraindicación para someterse a dicho tratamiento.
- y, lo más importante, seguir el principio hipocrático "primum, non nocere", es decir, antes de someternos a ningún tratamiento por inofensivo que pueda parecer, como dormir con  las piernas en alto, tener aclarada la causa de los edemas y seguir los consejos de su médico o enfermera.








domingo, 12 de enero de 2014

¿Es normal que se me hinchen los pies?



En esta entrada hablaremos sobre un problema bastante frecuente, como es la aparición de edemas. Si bien, el contenido de este post excede un poco la temática del  blog, ya que su presencia no es siempre consecuencia de una enfermedad renal. No obstante, dado que es un síntoma que en ocasiones alarma mucho y puede traducir la presencia de alguna enfermedad importante (aunque en otros casos sea benigno), creo importante el dedicarle unas líneas.

¿Qué son los edemas?

Lo primero es saber de qué estamos hablando, ya que es una palabra que se utiliza mucho, pero en ocasiones de forma no correcta. Edema es la acumulación de líquido fuera de los vasos sanguíneos, es decir en el exterior de arterias, venas y capilares. Pero, para que sea evidente, la cantidad acumulada debe ser de varios litros, es decir, que el proceso que lo ha ocasionado lleva ya tiempo en marcha.


Como generalmente solemos pasar tiempo de pie, el exceso de líquido tiende a descender por gravedad y acumularse en pies, tobillos y parte inferior de las piernas. En personas encamadas, por el contrario, como suelen estar más tiempo boca arriba, suele ser más evidente en la región inferior de la espalda, al acumularse igualmente por gravedad.

¿Por qué se forman los edemas?

En condiciones normales el líquido no se escapa de los vasos sanguíneos al haber un equilibrio entre dos fuerzas que actúan en sentidos opuestos: la presión hidrostática y la presión oncótica. Vamos a tratar de explicar cómo actúan estas fuerzas con unos ejemplos:
- en el caso de la presión hidrostática, imaginemos por un instante una tubería  por donde circula gran cantidad de agua a gran presión . Si la tubería es muy fina se romperá y el líquido saldrá al exterior. Cuanto más volumen circule por la cañería, la presión será mayor y las probabilidades de que se rompa serán mayores (dependerá de la resistencia del material y otros factores). Pues bien, esa fuerza sería la presión hidrostática, de modo similar a como actúa en nuestro cuerpo, tiende a sacar líquido del interior de los vasos sanguíneos hacia fuera.

Por  poner otro ejemplo de esta fuerza, si alguno de los lectores conoce el parque Yellowstone en Wyoming (Estados Unidos) puede imaginarse la presión tan brutal que debe haber en el subsuelo, para de forma periódica, crear el espectáculo de los géiseres que expulsan chorros de agua a alturas increíbles. 


- la otra fuerza responsable del equilibrio del líquido entre los vasos sanguíneos y el espacio por fuera de ellos es la presión oncótica. Imaginemos a continuación, que tenemos dos recipientes separados con una membrana muy fina que sólo deja pasar el agua, pero no las sustancias disueltas en ella. En el recipiente A echamos gran cantidad de azúcar y en el B muy poco. ¿Qué pasará? Pues, que el líquido va ir moviéndose desde  B a A para tratar de igualar las dos concentraciones  (en la naturaleza todo tiende al equilibrio). Pues bien, esa fuerza  es la presión oncótica.




En nuestro organismo,sucede algo parecido. Como la concentración de proteínas en sangre es mucho mayor que fuera de los vasos sanguíneos, el líquido tenderá a moverse hacia dentro de ellos para tratar de igualar la concentraciones de proteínas a uno y otro lado. No lo va a conseguir, pero sí la aparición de esa fuerza (presión oncótica) se opone a la presión hidrostatica y, de esta forma se genera un equilibrio. Es, como en el juego de la cuerda, donde unos tiran de un lado, otros de otro y, mientras tanto la cuerda no se mueve.



El resumen de fuerzas que actúan sería algo asi:


Causas de los edemas: el equilibrio inestable
Como hemos visto en el apartado anterior, en condiciones normales, intervienen fuerzas opuestas en el mantenimiento del líquido en el interior de los vasos. Cualquier alteración de estas fuerzas va a desencadenar salida de líquido de los vasos y la acumulación fuera de ellos originando edemas. Veamos las causas más frecuentes:
- si hay disminución en la concentración de proteínas en sangre, la presión oncótica  disminuye, y por tanto, el líquido sale. Ésto sucede fundamentalmente en
1)    enfermedades de hígado (al no formarse adecuadamente las proteínas),
2)   malnutrición severa ( todos tenemos en mente las lamentables imágenes de hambrunas donde aparecen niños con el abdomen muy hinchado por acumulación de líquidos)
3)    renales (al perderse proteínas que no deberían por unos riñones que no funcionan bien). Sucede fundamentalmente en las glomerulonefritis. Remito al lector a la entrada publicada en este blog para ampliar información sobre estas enfermedades.



- edema producido por mal funcionamiento del corazón ( insuficiencia cardíaca ). Al no poder bombear bien la sangre, ésta se queda retenida con lo que aumenta la presión en todo el sistema venoso, que acaba extendiéndose a los capilares. El aumento de la presión hidrostática va a provocar el mismo efecto que el géiser del parque Yellowstone: salida de líquido fuera de los vasos sanguíneos


En el caso de la insuficiencia renal muy avanzada sucede algo parecido, al no orinar se van acumulando líquidos que aumentan la presión hidrostática con lo cual el líquido sale fuera de los capilares produciéndose edemas.



- edema producido por alteraciones hormonales, como por ejemplo, alteraciones del tiroides que modifican la permeabilidad del vaso sanguíneo, es decir, no se altera el equilibrio de presiones pero si las caracteristicas de la pared del capilar.

- edema por varices o trombosis venosas, en este caso al producirse un obstáculo en la vena, la presión aumenta (al igual que si  tapamos una tubería) y se producirá edema pero de forma típica sólo en una pierna.

- hay muchas causas de edemas, como la obstrucción de los vasos linfáticos, trastornos hormonales como la menopausia, el embarazo..., pero por simplificar nos quedaremos con éstas, como las más frecuentes.

En resumen, es éste un síntoma que pueden producirlo multitud de causas, desde una situación fisiológica como el embarazo hasta un grave trastorno hepático o una insuficiencia renal muy avanzada, por lo que, como veremos en la próxima entrada de este blog, su tratamiento variará según la causa que lo produzca.















sábado, 4 de enero de 2014

¿Cuanta cantidad de sal hay que tomar al día?



En entradas anteriores de este blog hemos hablado sobre el importante papel que desarrolla la sal en la hipertensión arterial  y las consecuencias negativas de su abuso. Pues bien, a continuación,  vamos a hablar de cómo reducir su presencia en la alimentación y cuánto debería ser la cantidad máxima que una persona debería ingerir al día.


Las recomendaciones de la OMS

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) una persona debe ingerir como máximo 5 gr de sal al día. Lógicamente si es hipertenso, se debe ser mucho más estricto y 3 gr serán mejor que 4 y a su vez 4 que 5gr, aunque podríamos señalar que  en  una persona con valores de tensión elevada la cantidad de sal diaria deberá de ser  inferior a 5 gr y si se puede reducir aún más, mucho mejor. Obviamente, en aquellos pacientes con valores de tensión muy elevados (superior a 160/100 mmHg) la cantidad de sal deberá ser aún inferior. 


Y, ¿cuánto tomamos de media los españoles? Pues según una nota de prensa de la Sociedad Esoañola de Hipertension  la cantidad de sal media consumida en nuestro país es de 10 gr, es decir, justo el doble de la cantidad que recomienda la OMS.

¿ Dónde se encuentra la sal en la diera?

Frente a lo que podría parecer, tan sólo el 20-30% de la sal diaria procede de la que echamos mediante el salero a los alimentos durante su cocinado o a la hora de prepararlos para su consumo. El resto, 70- 80 % se encuentra en alimentos envasados o ya preparados listos para su consumo. Como ejemplo de esto último, hemos ido al supermercado a hacer la compra y hemos encontrado los siguientes contenidos de sal en algunos alimentos de consumo frecuente:


 Contenido de sal en alimentos
(gr de sal por 100 mg de ración) 
 Queso en lonchas para fundir
 3,3
 Queso Roquefort
 3
 Queso curado de oveja
 2,1
 Queso Gouda
 1,8
 Queso Mozzarella
 0,4
 Pechuga de pavo
 2,25
 Escalopes de pollo en salsa de champiñón precocinados
1,09 
 Pollo al chilindrón precocinado
 0,66
 Canelones a la Boloñesa precocinados
 1
 Patatas fritas de bolsa
 1,5
 Tomate frito
1,2 
 Ventresca de atún en aceite de oliva
 1,5
 Espárragos blancos en conserva
 1
 Mantequilla con sal
0,23 
 Queso blanco de untar
 0,3
 Espaguetis a la carbonara 
 0,66





Como vemos, es apreciable la cantidad de sal contenida en algunos alimentos preparados o en conserva, con lo cual, con  su consumo fácilmente se superarían las recomendaciones de  cantidades de sal diaria. Hay que señalar, además, que en el envasado de  algunos productos del supermercado no venía especificado el contenido de sal, y en otros, se refleja el contenido de sodio. En este último caso, hay que multiplicar por 2.5 dicho valor  para obtener la cantidad de sal que contiene un alimento.



¿Qué alimentos hay que evitar?

Por tanto, y según lo que hemos visto en el apartado anterior, los alimentos a evitar serán todos los fiambres, embutidos, quesos curados, productos  precocinados y envasados en los que el contenido de sal es muy elevado




Por ejemplo, será mejor comprar unas judías verdes frescas y cocinarlas nosotros sin sal y no consumir el producto de judías envasadas que tiene mucha sal para su adecuada conservación.

Es muy importante mirar el etiquetado de los productos y comparar el contenido de sal de los diferentes alimentos para evitar los de mayor contenido en sal. En caso de duda o si no aparece reflejada esa información, mejor no comprarlo.
Las frutas y verduras frescas son alimentos con un contenido en sal ínfimo. Su consumo, así como el de carnes y pescados frescos, huevos y leche es un buen recurso para reducir el contenido de sal en la dieta y ayudar a prevenir la aparición de hipertensión o  a su control en los casos en que ya exista.















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