domingo, 14 de febrero de 2016

¿Qué son los inmunosupresores y para qué se utilizan en el trasplante renal? (II)


Dentro de la pequeña revisión que estamos haciendo en estas entradas a los inmunosupresores que se utilizan para evitar el rechazo en el trasplante renal, en esta ocasión vamos a hablar de algunos de los más usados: CiclosporinaTacrolimus y corticoides. Para una siguiente entrada dejaremos otro grupo de medicamentos más novedosos como son Rapamicina (o Sirolimus) y Everolimus, y  daremos unas pinceladas sobre otro fármaco que se emplea muy poco actualmente en el campo del trasplante renal, como es Azatioprina.


Los corticoides

Fueron  los primeros inmunosupresores que se empezaron a utilizar y actualmente hoy siguen empleándose. En las primeras fases del trasplante se usan dosis muy elevadas y, posteriormente van disminuyéndose para llegar a una dosis de mantenimiento de 5 o de 2,5 mgr al dia tras unos meses. Actualmente, como presentan bastantes efectos secundarios se están suspendiendo en personas que lleven mucho tiempo trasplantadas y su riñón funcione aceptablemente bien.
La otra cara de la moneda, son los efectos secundarios importantes que presentan, aunque hay que tener en cuenta que éstos son más frecuentes cuando se emplean dosis altas de corticoides y durante mucho tiempo. Entre los más frecuentes se encuentran:
-          -elevación de cifras de azúcar y aparición de diabetes
-          -importantes problemas de osteoporosis que conducen a huesos muy frágiles
-         - elevación en la tensión arterial
-          -aparición de acné
-         - aparición de cataratas y/o glaucoma
-         - problemas de estómago (úlceras)
-         - elevación de valores de colesterol
-         - ganancia de peso


Por todo ello, y cómo hemos señalado antes, la tendencia actual es que pasado un tiempo razonable, si todo va bien, se puedan suspender definitivamente este tratamiento.

Ciclosporina

Este medicamento fue muy útil en la década de los 80, dado que al asociarse con los corticoides mejoró muchísimo el pronóstico de las personas que se trasplantaban, ya que el número de rechazos disminuyó de manera muy importante. Sin embargo desde mediados de la década de los 90 su utilización disminuyó al aparecer otros inmunosupresores más potentes. Actualmente se emplea en los pacientes que llevan mucho tiempo trasplantados y al funcionar su riñón bien, no es necesario cambiar a otro fármaco, o en los que presentan problemas con algún otro medicamento y es necesario recurrir a la Ciclosporina.
Al igual que los corticoides, también presenta efectos  secundarios, siendo el más importante de todos el de dañar al riñón cuando los niveles en sangre del medicamento son muy elevados, de ahí que sea necesario siempre medir esos valores, para no pasarnos de dosis. En los primeros momentos del trasplante, los niveles serán más elevados y, posteriormente se irán disminuyendo hasta alcanzar un rango de mantenimiento.
Además puede producir subida en la tensión arterial, crecimiento importante de las encías y aumento del vello, aunque estos dos últimos efectos secundarios suelen ser más raros.
Tacrolimus

Actualmente este inmunosupresor es considerado el rey, ya que es el más potente de todos y el que se pone de inicio en la mayoría de los casos (salvo que haya algún problema de intolerancia), siempre combinado con otros medicamentos. Su aparición en la década de los 90 supuso un gran avance en el pronóstico y duración de los trasplantes renales.
Pero, como todos los medicamentos inmunosupresores también tiene sus efectos secundarios, en los que el más importante es la de dañar el funcionamiento del riñón, cuando sus niveles en sangre son muy elevados, al igual que sucede con  la Ciclosporina, por lo que al igual que aquella debemos medir sus niveles en sangre, que irán también variando a lo largo del tiempo (más elevados al principio, más bajos en la fase de mantenimiento).
Otro efecto secundario relativamente frecuente es la aparición de temblor, que muchas veces es debido a la presencia de niveles elevados del fármaco en sangre, por lo que ante la aparición de manera más o menos brusca de un importante temblor en las manos habrá que pensar que quizá los niveles de Tacrolimus estén elevados y haya que disminuir la dosis (se debería acudir a la consulta del nefrólogo para que valorase la necesidad de realizar unos análisis de manera más o menos rápida).

Este medicamento también puede producir elevación de los niveles de azúcar (al igual que los corticoides) y en casos muchos más raros, alteraciones neurológicas de distinto tipo, que suelen resolverse al suspender y cambiar este fármaco por otro.  

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