jueves, 11 de octubre de 2012

La diabetes y la enfermedad renal crónica




 

La diabetes mellitus (más conocida simplemente como diabetes) es una enfermedad que afecta al funcionamiento del páncreas, de tal modo que éste no puede producir adecuadamente insulina, hormona que se encarga de controlar los niveles de azúcar en sangre. Así, en una persona sana, ante una sobrecarga de glucosa  (por ejemplo tras haber comido un trozo de tarta), el organismo inmediatamente empezará a producir grandes cantidades de insulina para normalizar los niveles en sangre de azúcar, permitiendo que entre en el interior de las células y transformando la glucosa en una sustancia de reserva llamada glucógeno. Es, en cierto modo como si a una persona cada vez que llega a fin de mes y cobra su sueldo, lo depositase  en el banco por si hiciera falta echar mano de ello y siguiese con sus gastos al mismo ritmo de todos los días.
 


 

Sin embargo, en una persona diabética ante una sobrecarga de azúcar, no se produce adecuadamente insulina y por tanto los niveles de glucosa permanecen elevados dañando multitud de órganos de nuestro organismo (ojos, corazón, arterias, nervios, piel...).
Los riñones también se ven afectados por la presencia de  niveles incrementados de azúcar. De hecho, la principal causa de entrada en diálisis en nuestro país (y en general en todo el mundo occidental) es la diabetes, observándose un importante aumento en las últimas décadas. Es decir, parece como si cada vez hubiese más diabéticos y la afectación de los riñones por esta enfermedad fuese muy frecuente.

 

Pero, ¿cómo se produce el daño renal en esta enfermedad? Fundamentalmente por daño en el glomérulo, que, como comentamos en el capítulo de las glomerulonefritis, es el filtro donde el riñón depura las sustancias que desea eliminar y retiene las que le son útiles. Al final,  el efecto es que se escapan proteínas en la orina (proteinuria) y acaban dañando al resto de las estructuras del riñón. Finalmente, si se deja evolucionar sin tratamiento, el daño es tal que todo el órgano se convierte en una coraza dura, inservible, que no depura bien la sangre, produciendo  una insuficiencia renal avanzada que obliga a iniciar diálisis.
Por tanto, hemos visto como la proteinuria es un buen marcador del daño que están sufriendo esos riñones por la diabetes y todos nuestros esfuerzos irán a controlarla, ya que si ésto se logra las probabilidades de que la enfermedad renal progrese a fases avanzadas son menores.

 

¿Qué se puede hacer para frenar la evolución de la enfermedad renal provocada por diabetes?

 

Hay que tener en cuenta que cada persona es diferente y si bien, en unos casos la evolución será muy rápida, en otros casos la enfermedad puede permanecer estable durante años o décadas, aunque como hemos señalado anteriormente, la presencia de niveles elevados de proteinuria nos hará encender todas las alarmas. Además, el daño que tenga el riñón, no se va a recuperar aunque instauremos un adecuado tratamiento y nuestra misión será impedir que el deterioro progrese, de ahí que sea fundamental actuar en las fases iniciales de la enfermedad.

 

En cuanto a las medidas a instaurar, señalaremos las siguientes:

1)    En primer lugar, es fundamental un adecuado control de los niveles de azúcar en sangre, ya que  subidas muy importantes de azúcar producen un gran daño al riñón. En  este sentido es muy importante seguir una dieta adecuada de diabético, controlar periódicamente los niveles de azúcar en sangre e informar de ello al médico de Atención Primaria o Endocrino para que pueda ajustar adecuadamente la dosis de tratamiento (Insulina o antidiabéticos orales). ¡A veces cuesta, pero casi siempre se acaba encontrando la dosis que se ajusta a cada persona!
 
 
 

2)    El segundo pilar del tratamiento será el control de la tensión de arterial. Si al riñón que ya se encuentra dañado por los niveles elevados de glucosa en sangre, le añadimos además una tensión arterial muy elevada, los efectos se multiplicarán, con lo que la insuficiencia renal evolucionará más rápidamente. Es por ello que debemos aplicar todas las recomendaciones de las que ya hablamos en el capítulo de la hipertensión arterial  y tomar medicamentos si fuese necesario para normalizar sus valores.
 
 
 
 

3)    Existen algunos medicamentos de eficacia probada que consiguen disminuir la proteinuria y, por tanto, disminuir el daño que sufren los riñones por la diabetes. Además estos fármacos ayudan a controlar la tensión arterial por lo que, como comentábamos anteriormente nos ayudarán a evitar ese daño adicional que provocan las subidas de tensión. Se trata de medicamentos de 2 grupos: por un lado,  los conocidos como IECAs cuyos representantes más usados son: Enalapril, Captopril, Lisinopril, Perindopril, Quinapril y Fosinopril, y por otro lado los conocidos como antagonistas de los receptores de angiotensina 2 o ARA 2, siendo los más usados los siguientes: Candesartan, Eprosartan, Irbesartan, Losartan, Telmisartan, Olmesartan y Valsartan. Los efectos secundarios más frecuentes de estos fármacos son: bajadas de tensión, al administrarse a personas que previamente tuviesen una presión arterial normal tirando a baja, por lo que en estos casos habrá que iniciar el medicamento a dosis muy bajas.
 
 
 
      El otro efecto secundario relativamente frecuente es la subida de potasio, especialmente si hay asociada una insuficiencia renal avanzada. Se suele controlar con dieta, medicamentos como Resincalcio®  que se emplean para controlar los valores de potasio y, en casos extremos suspensión del tratamiento con dichos medicamentos.
 

 

 

 

1 comentario:

  1. Buenos días, le felicito por la exposición clara y concisa sobre qué es la diabetes y sus posibles consecuencias, pero quería preguntarle qué relación puede existir entre tener el amonio alto como indicador de posible diabetes, o si no tiene nada que ver tener valores altos de amonio y enfermedades pancreaticas, gracias

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